Fuente: imdb.
Boiler Room es otra de mis películas favoritas y que recomiendo desde hace años a todo el mundo. El jovencísimo elenco de actores de esta película lo componen Giovanni Ribisi, Vin Diesel, Ben Affleck y Nia Long. Resulta ser una historia muy actual a pesar de que se estrenó en el año 2000.
Nos cuenta la historia de unos brokers que pelean para vender telefónicamente acciones a clientes y así conseguir suculentas comisiones. Yo creo que es una clara predecesora de otra película estrenada en el año 2013: The wolf of Wall Street pero bastante más light, sin regodearse tanto en los truculentos aspectos de las drogas y la degeneración de la historia de Jordan Belfort.
Boiler Room es una joya de película por muchas razones: la fotografía está llena de planos del downtown neoyorkino (torres gemelas incluidas), la banda sonora electrónica e instrumental muy original y la energía desbordante de unos personajes jóvenes ambiciosos hambrientos aportan mogollón de dinamismo a esta peli.
El protagonista es Giovanni Ribisi y la tortuosa relación que tiene con su padre. Una relación llena de momentos brutales, de los más duros que he visto nunca entre un padre y un hijo. Una relación muy complicada que aporta muchísima tensión a la historia.
La naturaleza inquieta y ambiciosa junto con la fuerte presión que ejerce su padre empujan al protagonista a enrolarse en una desconocida firma de brokers de dudosa reputación pero con muchas posibilidades de expansión.
Boiler Room está llena de referencias a otra de las grandes películas sobre trading: Wall Street, peliculón protagonizado por Charlie y Martin Sheen y Michael Douglas y que el maestro del cine Oliver Stone estrenó en 1987.
Una obra maestra que refleja el modelo de sociedad actual en el que se mueve el sector financiero, enseñando las feas tripas de un sistema sin escrúpulos que mastica y escupe a las personas hasta sacarles todo el jugo. Imprescindible.